
Adiós pequeño Simón, si encuentras a Porito y papá saludales de mi parte. Camila y yo te echamos mucho de menos.
Adiós pequeño Simón, si encuentras a Porito y papá saludales de mi parte. Camila y yo te echamos mucho de menos.
Vine a ver a papá, sin entender por qué ya traía tanta prisa de irse. Pensé que todavía podríamos escaparnos en auto a San Felipe. O tomarnos otro de esos carreterazos inolvidables a Mexicali. Quizá simplemente dar una vuelta por Ensenada, recorrer las calles que el cerro de Valle Verde esconde tras de si.
Mientras volaba en el avión hacia Tijuana pensé con las vísceras en las manos en el tiempo que necesitaba resistir para que lo alcanzara a ver, a platicar. Para que me alcanzara a hacer una cara de esas que siempre me hace cuando me vuelve a ver: frunciendo el ceño, haciendo chiquitos los ojos para luego sonreir.
Lo alcancé a ver, si.
Ya no pudimos ir a San felipe, ni a Mexicali. Ya no pudimos salir juntos del hospital.
Al verlo lo tomé de su mano izquierda mientras advertía cuanto habia empequeñecido, cuan frágil se veía su cuerpo entero. Le dije muchas cosas al oído. No sé si me escuchó, ya no pudo contestarme. Sólo lo tomé de la mano izquierda y me quedé asi tres días sin soltarlo, hasta que él me soltó.
Todo salió muy bien. Todos probamos el vino (me daba el aca de que no alcanzaran las copas... o peor aun que no alcanzara el vino!). Todos me dieron un abrazo muy fuerte y el de mi mamá fue el que más bonito se sintió. De cierto modo ella también estaba graduándose (finalmente llegaba a casa el título que faltaba! ese spot en la pared de la sala por fin sería llenado! y coño! la tesis era sobre su labor vinícola!), sus vinos fueron muy chuleados por todos. Finalmente luego de las copas, los abrazos y las felicitaciones, se acercó a mi el encargado de llevar mi proceso de titulación con la libreta maldita que tanto sufrí por llenar: La cartilla de titluación.
Estoy firmando el último formato!!!!
Creo que me costó trabajo relajarme después de que todo pasó, pero es de lo más normal, yo soy una histeriquita de lo peor. Cenamos en casa algunas viandas que preparé, mi mama trajo pescado ahumado de Ensenada, yo tenía ahi mi guardadito de aceitunas y jitomatitos deshidratados del rancho de Ivette, quesos y todas las botellas de vino que se salvaron de la depredación por nervio que tantas otras sufrieron. Mi papá derramó una que otra lagrimita y yo le seguí, hacemos buen equipo. Ya pasó, ahora si no hay pretexto para no pensar en que demonios proyecto me voy a embarcar ahora, surgen propuestas, algunas muy descartables otras muy tomables, surgen ideas y se concretan planes... son poquitas las certezas, pero no se necesitan muchas para echar a andar onda.
Ahora si dicen que ya tengo licencia. Ah saber para que!? lo bueno es que ya la tengo.