domingo, 6 de enero de 2008

Mar de malas noticias o Contínúa todavía el drama del maíz en México

Pasados los días de asueto llenos de comida, alegría, drama familiar y alcohol para resgauardarnos de la realidad y del frío, comienzan a llegar las noticias incómodas por todos lados: que si Carmen Aristegui ya no tiene su noticiero matutino en la W, que si ya aumentó la gasolina, que el kilo de tortilla ya está a dólar, que si ya hay metástasis a los pulmones... bah! puras malas noticias... maldita navidad nos tenía a todos bien entumido el cerebro...

Pues si, la tortilla ya alcanzó el precio de 10 pesotes por kilo y eso que apenas van seis días de que el TLCAN oficialmente permite la entrada al mercado nacional de maíces y frijoles extranjeros libres de aranceles. Ya parece que Japón o China va dejar que México o que Estados Unidos les venda arroz, nos empeñamos en dejar en manos de otros el control de nuestra seguridad alimentaria...



Yo me acuerdo que cuando era pequeña en casa los deberes estaban bien repartidos y a la hora de la comida mi hermana hacía el agua de limón y yo iba a comprar las tortillas a la Tortillería Rodríguez de la colonia Territorio Sur, a unas cinco cuadras de casa de mis padres. Era una casita de madera con techo de dos agua, dentro estaba la máquina tortilladora que ocupaba más o menos la tercera parte del volúmen de la casita a lo largo, allá hasta atrás estaba algo que yo creo era un molino o no sé con exactitud pero de ahí salía la masa amarilla con la que alimentaban a la máquina tortilladora.


Máquina tortilladora: En el cubo metálico se coloca la masa que dos rodillos aplanan, luego otro set de rodillos las corta redonditas al tamaño deseado (hay tamaño tortilla normal o tortilla taquera más chiquita) luego ya redonditos los discos de masa caen en la banda que las lleva de paseo al horno y de regreso, al final de la banda (aquí ya no se ve...) está una persona cachando a las tortillas para hacer montoncitos de a kilo o medio kilo para que el que las expende las empaque.




Yo hacía fila y jugaba con la posición de mi cuerpo en la fila para escabullirme de la corriente de aire caliente que fluía la casita desde el corazón de la tortilladora, cociendo incesante las tortillas infladas como ovnisque la banda del aparato gigantesco movía. Ese calorcito tiene un olor característico que quiero suponer todos en México conocemos, es el olor que la tortilla (hecha en tortillería) recién salidita, recién hechecita tiene. Inevitable arrebatarle a la Sra Rodríguez la tortilla de hasta arriba del montón, que ya ha pesado en su báscula, justo antes de que lo encierre en el paquetito de papel, ese mismo que sólo el gremio de tortilleros sabe hacer en fracciones de segundo. Esa tortilla tiene un lado suave y otro medio tostado, la Sra Rodríguez tiene un salero con que aliñarla para luego hacerla taquito enrollándola con un movimiento deslizante entre las dos palmas de las manos. Mmmmmmm tortilla recién hecha en tortillería. Entonces salía de la fila luego de pagar y me encaminaba a casa, eso si tomaba en el camino otra tortilla del paquete, observando curiosa que la tortilla inmediata al envoltorio de papel tenía un lado más suave y liso que el el resto de sus compañeras.



Mi mamá decía en la mesa que las tortillas de tortillería eran muy pálidas y flacas. -Ya no las hacen como antes. Las tortillas deben ser más carnuditas, más sabrosas, mira nomás estas que delgaditas están-. Y eso que la masa era de molino, de maíz nixtamalizado... No como las tortillas empaquetadas hechas en fábricas maquiladoras, perfetamente redondas y con orillita que son aun más pálidas que las que comíamos en casa y con las que es virtualmente imposible hacer un taquito de rollito con el movimiento deslizante.




Ahora que la vida moderna nos ha alcanzado junto con la emnacipación de la mujer y la tecnología doméstica e industrial, así como la prisa con la que se vive el día a día en las ciudades cada vez son menos los sitios urbanos que conservan el hechado de las tortillas en comal... eso de lo que mi mamá se quejaba de las tortillas de tortillería es el vestigio histórico más inmediato que tenemos de las tortillas y que creo pende de un hilo esta noble manufactura del elemento emblemático de nuestra cultura gastronómica porque con la nueva tecnología que entrará pronto en servicio los del dinero van a poder abaratar sus costos (recordemos la mala leche de wall-mart y otras cadenas de supermercado que el año pasado mantuvieron los precios de las tortillas, malísimas por cierto, que vendían dentro de sus tiendas, claro! con semejante monstruo comercial y alianzas con kellogs, palmolive, coca cola y etcéteras abaratar la tortilla no era ninguna tarea titánica como lo representó para las tortillerías de todo México...) vendiendo tortillas quién-sabe-cómo-hechas y modificando la manera en que comemos en México, así como alguna vez la máquina tortilladora le cambió la tortilla a mi mamá. Así, como casi siempre ha sido en nuestro país, las políticas económicas van a dictarnos cómo y qué comer.



Pues dentro de este mar de malas noticias naveguemos a buen puerto como podamos, consumamos tortillas hechas en comal, apreciemos las tortilladoras que tanta tortilla y trabajo han llevado a los centros urbanos y aprendamos a hacerlas como las abuelas las hacían, aunque sólo tengamos tiempo los sábados de prepararlas, que quede en nuestra memoria el olor, el sabor y la textura por que a lo mejor pronto se esfuma esa tortilla frente a otra que anunciarán en su momento las estrellitas de televisa pa que todos los que nos freimos el cerebro frente al televisor dejemos de pedir la tortilla bien hecha mientras vemos a la Micha o a López Dóriga parafrasear y maquillar la información escogida y seleccionada por una mano oscura y poderosa que la valiente periodista Carmen se ha atrevido a desafiar, anteponiendo la pluralidad y los códigos de ética profesional a los intereses del poder y los dueños de los medios.



Y bueno aqui les dejo un monumento a la manera tradicional de hacer tortillas from scratch, para tener esa ficha técnica y un sábado ponerla en marcha. La de maravillas que guarda youtube...

















Celebremos pues el día de Reyes con la rosca y el chocolatito y que no se haga rosca el que el saque el monito e invite los tamales en febrero... oigan y ya vieron que ya sé poner hipervínculos en el texto ? jojojojo ya aprendí! me andaba tardando...

1 comentario:

Marco Noguez dijo...

Pues a mi no me mandaban a las tortillas de niño, pero uno de los recuerdos gastronómicos de mi infancia es que cuando regresaba de la esculea, mi abuela me preparaba un taco de sal y limón: agarraba la tortilla que estaba todavía calientita, le echaba sal de Colima (la sal de mar, pues) y medio limón y la apretaba hasta que quedaba una especie de bolita, con la que aguantaba el hambre hasta la hora de la comida.
Me apunto a la tarea sabatina para preparar tortillas en casa.
Beso y abrazo tortillero!