miércoles, 28 de enero de 2009

Hoy es tu cumple papá.

Regreso apenas del trabajo, hoy salí temprano... bueno ya es tarde en realidad, pero para como han estado mis días laborales en el Parque desde que comencé a cocinar aqui, hace ya dos meses (dos mese ya?) puedo afirmar que el día de hoy acabé temprano y estoy en casa frente al monitor antes de la una de la mañana... dos meses ya...

Pero que extraño es el transcurrir del tiempo!

A veces con prisa.
A veces tan dolorosamente lento.

En ocasiones es ambas cosas a la vez. Como la tarde del viernes que sostuve tu mano por horas que fueron minutos que fueron días. Hace semanas soñé que venías a casa a platicar, a averiguar "cómo es que iba todo". Sentado en la mesa del comedor sostenías en tu mano de gorila enfermo la mía. Todo iba bien y te alegrabas.

Tu mano siempre me dió certezas. Hasta en sueños.
Eran tan enormes tus manos. Cabían las mías echas bolas y aun quedaba espacio para todas mis carcajadas. Hasta para todas las que todavía no reía. Cuando sotuve tu mano por horas que fueron minutos que desee que corrieran hacia atrás, observé que dentro de las mías ya cabían todas nuestras risas y nuestras tristezas, esas que sólo tu yo entendíamos bien.

Pero qué extraño el transcurrir del tiempo!
24 semanas, 168 días, 4032 horas...

Cómo es que va todo?
Todo va marchando cada vez mejor.
Siendo una cocinera más en la tripulación de un barco pirata logré hacerme capitana de un bonito catamarán que zurca las aguas del centro de esta ciudad que hiciste tuya, muy cerca del parque a donde me traías a patinar los domingos a medio día. Hicimos a la mar al catamarán hace exactamente dos meses y desde entonces he estado poniendome a prueba una día tras otro y sabes? hasta yo misma me sorprendo de lo que puedo hacer con la vela de este barco... a veces lo muevo al lado opuesto, a veces lo volteo de cabeza, las más de las veces avanzamos viento en popa y desde los riscos nos saludan los lobos marinos y las focas. He navegado con ballenas y delfines. Yo creo que te gustaría saberlo.

Mientras ando en altamar el sol me baña de frente y me llena esta cabeza dura de sensatez. Dos meses al sol me ha tomado darme cuenta de la crisis que es asumirte tan lejos. La ausencia de tus manos que protegían me ha enfrentado a lo que puedo y lo que no puedo hacer con las mías. Le he dado un nuevo significado a las palabras distancia y lejos. Apenas comienzo a comprender que tengo un volcán dentro y que soy de fuego y que contigo lejos ya no hay nadie más que lo controle. Nadie.

Nadie más que yo.
Por eso el mar me ayuda a calmarme.
Por que en el mar estoy lejos de toda orilla.
En el mar dejo de ser la niña triste y la sal me llena los huecos.


Hoy es tu cumpleaños papá.
No te voy a hacer una sopa porque tu no eres de sopas.
Te voy a hacer un braseado, un plato de cocción lenta porque asi transcurre de leento el tiempo cuando te recuerdo, por que asi de despacito me caen los veintes de tu partida, y sobre todo por que yo creo que iba a gustarte mucho comerlo.

lunes, 19 de enero de 2009

It's good to be back

Ya no hay calabazas de verano.
El otoño ha quedado atrás.
Este invierno llovió como hacía mucho no llovía: en el puente de San Antonio de las Minas la gente se apiñonaba para ver pasar el agua correr sobre el arroyo, ese lecho que permaneció seco por tanto tiempo.

Leyendo en el patio vecino encontré el camino de vuelta.
Mientras termino de desempacarme comparto la rolita que me trajo de regreso:




Gracias Cuquita.

Aunque el frío de invierno arreció duro por estos rincones del Pacífico norte mexicano, de unos días para aca el viento seco de los aires de Santa Anna (esos aires que enfurecen al fuego que arrasa cerros, y quema mansiones en Malibú) ha subido la temperatura y ya no siento frío dentro. El lado obscuro de Twin Peaks se ha escondido tras de la cortina de terciopelo rojo y el atardecer de hoy me enseñó un rosa ardiente que no había visto antes.

Es hermoso cocinar en un cubo que me deja ver al cielo cuando cae el sol.
Estoy de vuelta.