lunes, 24 de diciembre de 2007

we remember things in a funny way...

Recordamos.
Nuestra memoria almacena un cúmulo de sensaciones y estímulos gráficos, olfativos, saporíficos y de otras naturalezas inexplicables siguiendo un dictado misterioso que ordena y clasifica, y que más tarde le señala el camino al aparato de búsqueda del recuerdo que no distingue muy bien entre el hecho, el sueño y el deseo.
A veces recordamos cosas que en realidad no recordamos (!?), por ejemplo, yo tengo en mi memoria la imagen viva de la Ismene de 3 años atrapada junto con mi muñeca de trapo dentro de la caja de cartón con dos ventanas circulares del globo terráqueo que mis padres nos regalaron a mi hermana y a mi. No recuerdo haber estado ahi, lo que recuerdo es cómo mi hermana me lo contaba mientras se reía a borbotones de cómo yo no podía salir de la caja de carton y daba tumbos desde dentro en posición fetal con la muñeca. entonces la imgen y el recuerdo se forjaron y aqui siguen en mi cabecita.

Mi padre aprendió a cocinar por que se quedó a cargo de sus hijas durante las semanas que la oceanóloga aventurera de su esposa se hacía a altamar. Al principio compraba revistas Kena y Buenhogar para sacar una que otra recetilla que nos hubiera conquistado con su foto. A veces cocinábamos los tres juntos: Bere, Papá y yo y parecía que estuviéramos haciendo pastelitos de lodo del desmadre que se hacía en la cocina... Hubo platillos emblemáticos de su etapa de papá cocinero: las hamburguesas super bien guisadas con cebolla, ajo y perejil picado.... las pechugas con queso y serrano al vino blanco... y los camarones con ajo y perejil picado y soya, estos eran mis favoritos y recuerdo haberlos pedido para celebrar varios de mis cumpleaños.

Después del derrame cerebral de hace nueve años los recuerdos dentro de la cabeza de mi papá se reacomodaron y el mapa del camino para accesarlos es ahora obsoleto. El no recuerda jamás haberme cocinado esos ricos camarones. Ni las hamburguesas que me hacía después de mis clases de natación en verano. Sin embargo recuerdos de su infancia han aflorado a la superficie del mar de su memoria, depronto recuerda que mi abuela Teresa le hacía huevito con tortilla frita para desayunar...

Hay un recuerdo que, como aquel del enclaustramiento en la caja del globo terráqueo, no lo recuerdo por haber estado ahi, sino por escuchar la historia una y otra vez. Mi papá por un período de seis años trabajó en la ciudad de Mexicali mientras mi mámá, mi hermana y yo vivíamos en Ensenada. En verano, la temporada más desolada del clima mexicalense (alcazando hasta los 50º C) mi necedad y mis deseos de estar con él me hacían dejar atrás el calor. En carretera le pedía que me contara de cuando el era chico, y siempre me contaba la misma historia...

Mi padre creció en la ciudad de Matamoros, Tamaulipas dentro de una familia humilde de siete hermanos de los que sólo sobrevivieron dos a enfermedades y precariedades, mi tío Leonardo el más grande y Francisco mi papá, el hermano más pequeño. Mi abuela Teresa hacía la limpieza en una escuela primaria y mi abuelo Bruno trabajaba de peón para la línea de ferrocarriles que corría de Tampico a Monterrey con carga industrial. El tren paraba cerca del campo donde mi papá y sus compas jugaban beisbol a mano pelona y la chamacada desde lejos sabía distinguir por el color de las cajas del cargo si el tren traía mercancía o fruta. Si traía fruta, el juego automáticamente se suspendía y todos corría hacia el tren que iba desacelerando su paso. Los niños más grandes, fuertes y rápidos lograban subir a losvagones de carga vagón y trepaban al tope de la caja para sacar las piñas y arrojarlas al suelo de donde el resto de la palomilla las recojía, ahi se devoraban las piñas hasta escaldarse la lengua y llevaban a casa las que pudieran cargar. Ya en casa mi papá preparaba el tepache con las cáscaras y un poco de piloncillo. En tres o cuatro día podría tomarse el fermentado de piña bien helado.

No es casualidad que al momento en que el Dr. Brugada, el gastroenterólogo que le hizo la colostomía en este otoño, le retiró a mi padre la bolsa de suero pidiéndole que incrementara la ingesta de líquidos, ordenó a la enfermera una jarra de agua de fruta, y le inquirió a mi convaleciente padre:

- Señor Francisco le voy a pedir a la enfermera que le tenga siempre una jarra de agua de fruta que va a estar tomando constantemente, de que sabor la quiere?

-De piña.

merry xmas!

Yujuuuuuu mañana a abrir los regalos! ah si claro después de cenar toda esa comida que me va a tener entretenida todo el día... bueno como una pequeña primicia de lo que saldrá bajo los jirones de papel de regalo les comparto el detallito que usurpé del tocador de la recamára de los abuelos, con permiso de mi abuela Angeles of course, y que le enmarqué a mi papá, deseando mucha salud, rica comida y diversión para estas fiestas



En la imagen mi papá don Francisco, Berencie mi hermana a la derecha y yo en mameluco rosa, igual de greñuda que 29 años después



Pásenla bien!



sábado, 15 de diciembre de 2007

Dos lomos dos!

Otra de recetas!
Se acerca navidad y con ella mucha comedera y mucha cocinada, New Pop contribuye a la alaraca invernal con algunas sugerencias para quitarse el hambre y el frío de la estación...






A pregunta expresa de Viviana sobre lo que podríamos hacerle a un lomo de puerquito:



Lomito asado con pesto de hierbas leñosas


Ingredientes

1 pza de lomo (calculamos 1k para 6 pers.)
2-3 dientes de ajo
ramillete de romero fresco
ramillete de tomillo fresco
1/2 taza de aceite de olivo
1/2k papitas de cambray
sal y pimienta


Hacer el aliño: Lavar y picar fino las hojitas de romero y tomillo. En mortero (o algún procesador que logre una consistencia pastosa) machacar los ajos, agregar las hierbas, la pimienta y el aceite. Reservar.


Marinado inicial: a la pieza de lomo se le hace un corte longitudinal a lo largo de toda la caña sin atraversarlo, de modo que se abra como un libro más largo que ancho, como una revista Algarabía. En la abertura del lomo se unta la pasta de hierbas, se cierra y para fines de embellecimiento de la pieza final se recomienda bridar o atar la cañita de carne unos cinco nudos para que mantenga su forma al contacto con el fuego. Puede hacerse este marinado con dos horas o mas de anticipación.


Aprox. una hora y media antes de servir el horno se enciende a 200º C. Las papitas de cambray se cortan a la mitad o cuartos si son grandes.


Sellado: se coloca al fuego una sarten grande donde quepa la pieza. El lomo se sazona con sal y pimienta y cuando este bien caliente la sartén, se agrega aceite suficiente para lubricar la superficie y la pieza se dora por el exterior.


Horneado: Colocar la pieza sellada al centro de una fuente de vidrio, cerámica o metal engrasada. Rodearla con las papas de cambray sazonadas con sal, pimienta y un poco de aceitede olivo. Hornear destapado por 25-40 minutos según el agrado del termino de cocción, el tiempo puede prolongarse. A mi me gusta el cerdo cuando tiene el centro aun rosita, medio crudón y los jugos que suelta son rosaditos también, hay a quien le gusta mas hecho... cualquier caso se checa la cocción pinchando, verificando color interno o bien al tacto: entre más cocido más resistente al pincharlo con el dedo; menos cocido, más elástico.


Reposado: Una vez que ha alcanzado el punto de cocción deseado retirar del horno y tapar con una hoja de aluminio, reposar la pieza a temperatura ambiente por espacio de 15 a 20 minutos.


Si el ambiente esta muy frío y se nos ha enfriado por completo la pieza al término del reposo, colocarla en el horno a calor bajo (no más de 100º C) para calentarla por 10 minutos.

Servir: Con cuchillo o tijeras retirar el hilo de bridar. Puede llevarse la fuente a la mesa y ahi mismo cortar, o bien colocar la pieza en una tabla y cortar aparte, acompañando de las papitas.


Este mismo procedimiento puede ser la base de otra receta en la que el lomo no se parte, solo se aliña por fuera:



Lomito con miel y especias.


Ingredientes
1 pza de lomo de cerdo
2-3 dientes de ajo
1 cdta de semillas de comino
1 cdta de semillas de cilantro
3 clavos de olor
4 pimientas enteras
1 raja pequeña de canela
1/2 taza de miel
1/2 taza de vino blanco
1/3 aceite de olivo
sal y pimienta

Aliño: En sarten gruesa y caliente tostar las semillas y el resto de las especias aromáticas con cuidado de no quemarlas, removiendo constantemente por espacio de unos segundos y retirardolas de la superficie caliente. En un mortero machacarlas hasta volverlas polvo, machacar también los ajos. Agregar el aceite, remover, incorporar y reservar.



Encender el horno a 200º C


Marinado: Untar la pieza de carne con la mitad del aliño. Puede dejarse asi unas dos horas o hasta una noche. El resto del aliño se mezcla con el vino blanco y la miel, se reserva.


Sellado: Sazonar con sal y pimienta el lomo y sellar en sarten muy caliente, ya bien dorada por ambos lados se coloca en una fuente engrasada. Con la marinada de especias, vino y miel se unta por todos lados al lomo dorado, puede acompañarse con papitas de cambray como la receta anterior y aun mejor pueden sazonarse estas con sal, pimienta y curry en polvo.


Horneado: se introduce en el horno la fuente y se hornea hasta alcanzar la cocción deseada. Cada diez minutos es recomendable barnizar la pieza con el aliño y voltearla para lograr un glaseado doradito y uniforme. El reposado y la servida pueden seguirse del mismo modo que la receta anterior...


Y bueno, esto sirva de distracción, que de este lado del monitor se arremolinan sucesos que estan fuera de mi control y que me hacen sentir pequeña. diminuta. En casa hay un enfermo que no quiere aliviarse y contra esa enfermedad no hay nada que hacer. Ni la sopa más elaborada (ni tampoco la más sencilla) ni la más delicada, tampoco la más dedicada, ni la más sabrosa ni la que más le gusta a mi papá podrá salvarlo de ésta si él no lo decide, si él no lucha por su vida como Olivita lo hace día a día, minuto a minuto desde ese kilito y medio que su cuerpo frágil ostenta dentro de la incubadora.


Yo no puedo hacer nada por el. Y es frustrante.

jueves, 13 de diciembre de 2007

Para Dalia.

Este invierno está aqui de lleno, su presencia pica en los huesos como agujas cuando lo acompaña el viento húmedo de este bonito puerto que huele a sardina abandonada en la orilla del mar.
Asi es. De vuelta en Baja California.

Desconozco que cadena de causalidades me ha llevado a acercarme, a veces virtualmente otras tácitamente, a algunas de mis valientes amigas que han emprendido la hermosa y demandante tarea de ser madres. Sus realidades me conmueven, me tocan por dentro la cajita que late, el corazón, enternecido, no sabe si eso que suena es su propio ritmo o el tic-tac de mi reloj biológico...

Betzabé.
Solange.
Irish.
Dalia.

Dalia, la ausencia que no podemos entender y el torrente hormonal implacable que se desata como oleaje dentro de nuestros cuerpos de mujeres. Pensé en todas las cosas que me dan calorcito recomfortante y ayer mientras el cielo de Tijuana de ponía rosa al horizonte y azul hermoso de noche hacia el lado opuesto di con la sopa que te hubiera hecho, invadiendo tu casa y tu cocina, me habría metido a tu vida a hacerla. Para que tu casa oliera rico. Para que la comieras recien calientita y te hiciera sentir mejor. A lo mejor ni te gusta por que no te conozco asi de bien... pero la intención era darte algo de lo que a mi me hace sentir bonito.

Es buena fría o caliente. Ahora que hace frío calientita esta mejor. Para cuando uno anda malo de la panza, o del corazón es buenísima.

Sopita de manzana con pera.

1 pza de manzana
1 pza de pera
6 tejocotes
Caldo:
3 tazas de agua
1/2 taza de azúcar (o bien al gusto)
1 rajita de canela
2 clavos de olor
1 pedazo de cáscara de naranja

El agua se pone al fuego con la rajita, los clavos y la cáscara de naranja.
Mientras la manzana y la pera se pelan y cortan en cuartos. Al hervir el agua se agrega a la infusión el azúcar y las frutas, los tejocotes enteros se hierven un par de minutos, luego se extraen, se enfrían y se pelan y despepitan, para luego regresarlos a la olla.

La sopa se deja hervir delicadamente hasta que concentre su sabores.
Puede tomarse fría o caliente.